Descripción
Historia de Coín
La historia documentada de Coín es milenaria. Se remonta a la prehistoria, periodo en el que se conocen los primeros vestigios arqueológicos locales. Destacan el Cerro de Ardite, Cerro Carranque y Llano de la Virgen todos de la Edad del Cobre y el último declarado Bien de Interés Cultural.
Historia Antigua
Del paso del mundo prehistórico al histórico, el yacimiento del Cerro del Aljibe y su entorno son testigos excepcionales. Fechado en la Edad del Hierro, incluye vestigios griegos, fenicios, ibéricos y romanos. El Mundo Romano está representado ampliamente por utensilios y cerámicas encontradas por todo el término municipal, sin embargo, no puede afirmarse que Coín haya sido municipio romano. De época visigótica es el yacimiento del Cerro de las Calaveras, lugar de enterramiento individual en fosa alargada.
También resalta la existencia de una iglesia rupestre en las afueras del casco urbano -en la carretera de Monda y sin acceso público-, construida entre los siglos VIII y X, que hace suponer la presencia de una importante comunidad mozárabe.
Dominación Musulmana
En el primer cuarto del siglo décimo, Hish Dakwan (como se conocía Coín) desempeña un importante papel en las campañas de Abderraman III contra el disidente muladí Omar Ben Hafsum, que protagonizó numerosas revueltas junto con sus hijos.
En la segunda mitad del siglo XIII, se producen fuertes enfrentamientos por el control del poder en el naciente Reino de Granada. El sultán meriní Abu Yusuf lanza una campaña contra Málaga el primero de abril de 1283, conquistando las plazas fuertes de Cártama, Hish Dakwan y Suhayl (Fuengirola). Abu Yusuf, antes de su regreso a África, delimitó las zonas controladas por él, guarneciendo las fortalezas de Estepona e Hish Dakwan. Aquí dejó, como encargado de la defensa, a su propio hijo Abu Zayyan Mandil. Poco después firmaba la paz entre meriníes y nazaríes por virtud del Tratado de Marbella, el 6 de mayo de 1286, con el que se restituye al monarca nazarí todas las posesiones en Al-Andalus, y entre ellas Hish Dakwan.
A partir de este momento, Hish Dakwan inicia su época de esplendor. En 1330, año de la toma de Teba por los cristianos, es sede judicial y, presumiblemente, capital administrativa de la Algarbía (región occidental de Málaga), situación ésta que se mantuvo hasta finales del siglo XV. Es en los siglos XIV y XV cuando los autores musulmanes Ibn Battuta, Ibn Al-Jathib describen para siempre la excelencia natural de Hish Dakwan, la abundancia de sus aguas, la exuberante vegetación, la bondad de su clima.
Durante la dominación musulmana se sucedían los lances guerreros y las incursiones cristianas en toda la comarca; y es en época donde nace el romance fronterizo de La Historia de Abindarráez y la bella Jarifa, una hermosa novela histórica anónima que tiene Hish Dakwan como lugar protagonista: “En Cártama me he criado/ nací en Granada primero/ Mas fui de Álora frontero/ y en Coín enamorado”. Historia, romance, tradición y leyenda en un fructífero mestizaje creador.
Hish Dakwan era hacia 1480 una importante ciudad del Reino de Granada, con 3.000 habitantes y sobresaliendo por la fertilidad y abundancia de sus tierras, por sus muchas huertas y por sus variados cultivos.
La Conquista Cristiana
La toma de Hish Dakwan por los cristianos el 27 de abril 1485, fue uno de los hechos de armas más memorables de la conquista del Reino Nazarí de Granada. La heroica resistencia que presentaron sus defensores al ejercito del Rey Católico, y el grado de valor que ambos contendientes mostraron en la lucha han inmortalizado para la historia figuras como la del caudillo Hamet el Zegrí y el caballero Pedro Ruiz de Alarcón, escena reflejada en la sillería del coro de la catedral de Toledo. Tomado Coín, el Rey Católico ordenó demoler los restos de la fortaleza ya que, por sus dimensiones y emplazamiento, era muy difícil y costosa su defensa. Hubo que pasar mucho tiempo para que Coín tuviera nuevamente, al decir del cronista Palencia, “aquel aspecto de belleza que la distinguía entre todas las otras poblaciones del territorio de Málaga”.
Dos años y medio después de la conquista, se inicia el reparto de tierra y la repoblación de Coín entre 450 vecinos. El gobierno municipal en Coín se rigió, entre 1505 y 1623, por un sistema basado en la Mitad de oficios entre el estado noble y el estado llano o plebeyo, dentro de la jurisdicción de Málaga.
Desde el siglo XVI en adelante, Coín ofrece un lento pero constante aumento de población, lo que trajo consigo un mayor auge y engrandecimiento de la villa y sus campos, dejando constancia de ello Andrea Navaggero en su Viaje por España (1524-1526), al citarlo en la relación de pueblos más destacados de Andalucía.
Vio Coín la guerra contra los moriscos en villas cercanas; que aquí pasó, entre julio y septiembre de 1570, la expedición del Corregidor de Málaga Arévalo de Suazo contra los de Monda y Tolox. Libros de historia nos dejan constancia de la probable estancia en Coín de Cristóbal Colón por mor de sus gestiones ante los Reyes para su famoso viaje; también, de la posible visita que realizó Miguel de Cervantes en calidad de comisionado para la recaudación de rentas de la Corona.
El siglo XVII supone el afianzamiento de la Edad Moderna en Coín. En 1632, compra su jurisdicción al Rey, separándose así de la Málaga y finalizando el pago pactado en 1696.
En el terreno religioso, Coín llegó a tener el único palacio episcospal construido como residencia de descanso fuera de la provincia y fue sede de una de las vicarías en que se dividió el Obispado de Málaga. Su jurisdicción se extendía a Churriana, Benalmádena, Fuengirola, Mijas, Alhaurín, Guaro, Monda, Tolox, Yunquera, Alozaina, Casarabonela, Carratraca, Álora y Pizarra. Las siete cofradías que existían en 1531: San Sebastián, Caridad, Santísimo, Vera-Cruz, Nuestra Señora de Guadalupe, San Antón y San Lázaro- a las que hay que añadir en 1630 las de Nuestra Señora de la Fuensanta, la del Dulce Nombre de Jesús y la del Rosario –nos dan idea del fervor religioso que vive Coín en el siglo XVI. Quizás sea por ello que el arte religioso muestra en Coín un atractivo conjunto, tanto por tipología como por estilo.
Coín fue paso obligado a ultramar por estar enclavado en lugar estratégico del Camino Real, y prueba de su importancia para el viajero es el echo de ser ampliamente citado por escritores de la época. A mediados del siglo XVII, Francisco Henríquez de Jorquera en sus Anales de Granada describe la ciudad diciendo que “no le falta todo mantenimiento de abundancia, con buena cría y de sedas, pasas y regaladas frutas, dulces aguas, benigno cielo y saludables vientos”. Los autores cristianos conectan, pues, con sus homólogos musulmanes a la hora de transmitirnos las imagen geográfica de Coín. En este sentido, cabe anotar también las impresiones del inglés Francis Carter en su viaje de Gibraltar a Málaga a mediados del siglo XVIII, quien destaca de Coín “la gran abundancia y excelencia de sus aguas, la pureza de sus aires, la lozanía del suelo y su verdor”.
El siglo Ilustrado transcurre teniendo a Coín como sede del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Olla de Málaga: Coín, Alhaurín el Grande, Cártama y Álora. Por su relevancia en el comercio de la zona, el Rey Carlos III, por resolución de 1765, le concede el privilegio de tener feria anual durante los días 11, 12, 13 y 14 de Agosto; tradición que se conserva en la actualidad ininterrumpidamente desde entonces.
También aparecen los primeros historiadores locales. El trinitario Fray Fernando Domínguez nos deja en 1773 su manuscrita Noticia de la conquista, antigüedades y demás cosas notables de la muy noble villa de Coín, y la pluma notable de D. Antonio Agustín Ximénez de Guzmán escribe en 1796 la Historia de la Villa de Coín, que más tarde, en 1852, transcribiera magistralmente el talento y la preciosa caligrafía de don Fernando de Hermosa y Santiago, junto con otros documentos de vital importancia para la investigación histórica, en sus Apuntes para escribir una historia de la villa de Coín.
En 1773 sus 700 huertas producen toda clase de hortalizas y frutales, como el albaricoque, el granado, el durazno, el peral y el membrillo. Sus campillas proporcionaban trigos, cebada, maíz, aceite, cáñamo, lino, uva de Loja, higos, miel, pasa y seda. Tiene 20 molinos de pan moler y 14 de aceite. La población era de 1.800 vecinos.
Época Contemporánea
“Una magnífica casa en medio de un jardín”; “Un nacimiento en un ramillete de flores”. Con estas palabras describe a Coín El diccionario de Madoz en los años cuarenta del siglo XIX. Por entonces la población contaba con 1.500 casas, 3 plazas, 50 calles, palacio episcopal, 3 escuelas, 11 fuentes públicas, 2.098 vecinos y 8.239 almas.
Continúa el crecimiento de la población y a principios del siglo XX tiene Coín 12.326 habitantes; entorno a 14.000, en 1929; 17.348 habitantes, en 1940 y 20.000, en 1950, manteniéndose en este nivel hasta los años 80.
En 1913 se inaugura la línea férrea con Málaga. Y diecisiete años después, el Rey Alfonso XIII, por Real Decreto de 12 de enero de 1930, concede a Coín -por los adelantos realizado en la villa en relación a las mejoras de enseñanza, salud pública, embellecimiento y modernidad- el título de Ciudad y el tratamiento a su Ayuntamiento de Excelencia.